La guardia del rey


 Desde que terminé este libro, estuve posponiendo la reseña porque no podía pensar en esta historia y estos personajes sin ponerme a llorar. Creo que a estas alturas todos los que me siguen saben el amor que le tengo a estos libros, y darle un cierre a la historia de Neil fue, como poco, duro.

En esta tercera entrega, retomamos la historia de Neil y de los zorros dos semanas después del final de “El rey cuervo” (o tres, depende de a qué personaje le preguntes). Comencé la lectura con bastante miedo, ya que todo lo sufrido en el libro anterior me afectó mucho (mis compañeros de trabajo pueden dar testimonio de mis momentos de llanto descontrolado en los descansos). Pero, para mi sorpresa, esta tercera entrega se encarga de reparar, o al menos lo intenta, lo que rompió el segundo. 


Nos encontramos con personajes rotos pero unidos, una familia elegida que no ha terminado de sanar pero que está totalmente dispuesta a intentarlo. Por fin logramos conocer a nuestro protagonista como interés amoroso, aunque no les diré con quién, para que puedan hacer sus propias teorías.


Estos libros son un claro ejemplo de personajes tridimensionales. Todos y cada uno de los personajes de la autora tienen su propia historia, sus propios traumas y miedos, y sus propios procesos de sanación. Creo que es la primera vez que no me quejo de que dejen cosas sin contar o historias sin cerrar, porque en este caso la historia le pertenecía solo a Neil. Aunque no me hayan contado todo, no siento que lo necesite. Al igual que las personas, los personajes de un libro pueden ser reservados con sus propias vidas, incluso para el lector.


Con Neil aprendí que un protagonista no tiene que contarte todo; puede mentirte y ocultarte cosas, y eso no impide que conectes con él. De hecho, en ocasiones, cuando un escritor es tan bueno como Nora, esto juega a favor de la trama.


Seguramente me quedaron mil cosas por decir, pero aun así espero haber podido transmitir aunque sea una mínima parte de lo que sentí al leer estos libros. Denle una oportunidad a esta historia. Si alguna vez están en una librería y ven el primero, no lo duden, vayan sin tener idea de qué van a encontrar y déjense sorprender, como me pasó a mí. Nunca se sabe, quizá pasen un buen rato o tal vez terminen obsesionándose completamente con cada uno de los personajes y sus historias, negándose a soltarlos para siempre.


Sin más dramatismo, espero que les den una oportunidad y que los disfruten al menos una mínima parte de lo que los disfruté yo.


Muchas gracias a Editorial Océano por mi ejemplar y por ayudarme a conocer lo que hoy puedo asegurar que son mis libros favoritos.


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