y no quedó ninguno
La ambientación es uno de los aspectos que más me gustaron. Me evocó imágenes de días húmedos, nubes grises, y de una casa fría con rincones oscuros a los que no podés dejar de mirar. El ambiente, cargado de desconfianza y de corrientes frías que te producen escalofríos, es el ejemplo perfecto de la frase "dormir con un ojo abierto".
Este fue el primer libro que escuché de la autora y por supuesto no será el último. Siento que haberlo escuchado en audiolibro sumó mucho a la experiencia y me mantuvo más enganchada. Sin embargo, debo confesar que, aunque el libro en sí es adictivo y atrapante, la explicación final me pareció poco creíble y apresurada.
Lo recomiendo para pasar el rato, especialmente en esta época del año, cuando buscamos lecturas que nos provoquen escalofríos.
Uno de ellos se asfixió y quedaron
Nueve.
Nueve negritos trasnocharon mucho.
Uno de ellos no se pudo despertar y quedaron
Ocho.
Ocho negritos viajaron por el Devon.
Uno de ellos se escapó y quedaron
Siete.
Siete negritos cortaron leña con un hacha.
Uno se cortó en dos y quedaron
Seis.
Seis negritos jugaron con una avispa.
A uno de ellos le picó y quedaron
Cinco.
Cinco negritos estudiaron derecho.
Uno de ellos se doctoró y quedaron
Cuatro.
Cuatro negritos fueron a nadar.
Uno de ellos se ahogó y quedaron
Tres.
Tres negritos se pasearon por el zoológico.
Un oso les atacó y quedaron
Dos.
Dos negritos se sentaron a tomar el sol.
Uno de ellos se quemó y quedó nada más que
Uno.
Un negrito se encontraba solo.
Y se ahorcó y no quedó…
¡Ninguno!
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